" Mi corazón era ese objeto que guardaba celosamente en la balda superior del armario. Había intentado mantenerlo a salvo de todo daño, había intentado usarlo solo cuando era estrictamente necesario.
Sin embargo, algunas cosas mejoraban con el uso. Los arañazos, el desgaste y las grietas, las reparaciones, las costuras estiradas... significaban que dicho objeto ya había cumplido su propósito. ¿Para qué servía un corazón que apenas se había usado? ¿Qué valor tenía si jamás se arriegaba a sentir algo por alguien? Mis intentos por no sentir algo por los demás jamás habían sido la solución de mis problemas, precisamete habían sido el problema.
La felicidad y el miedo se entrelazaban en mi interior como si fueran ambas caras de una misma moneda que no dejaba girar.
Quería cosas sobre las que seguramente fuera mejor no pensar en ese instante. "
La chica de los ojos color café. Lisa Kleypas
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