La vida real no era ningún cuento de hadas, ni siquiera cuando lograbas solucionar terribles traumas infantiles que te habían mortificado toda la vida.
Primero, no toques las agujas de tu corazón. Segundo, domina tu cólera. Tercero y más importante, no te enamores jamás de los jamases. Si no cumples estas normas, la gran aguja del reloj de tu corazón traspasará tu piel, tus huesos se fracturarán y la mecánica del corazón se estropeará de nuevo.